30.8.10

un agujero en el estómago

He descubierto que en lugar de ombligo tengo un inmenso agujero en el estómago. Si te asomas y miras hacia el frente, puedes ver el universo casi al completo. Si miras hacia la izquierda, observarás la estela que han dejado a su paso varias galaxias a lo largo de un complicado recorrido por el espacio. A la derecha están mis vísceras, pero eso es privado. Así que voy a colgar un letrero en la puerta, antes de que comiencen las visitas guiadas.

Mi reloj de arena

No sé por qué, pero mi reloj de arena siempre funciona con 0,23 minutos de retraso.

gracias, querido sofá

Llevo toda la mañana tumbada en el sofá, poniendo la tripa dura para pesar más. Para que se entere de que estoy aquí. De que le quiero. De que le apoyo en todas y cada una de sus decisiones. Especialmente ésta de sostenerme entre sus brazos, de sujetarme suavemente el cuerpo entero. Pero me voy a poner de costado, así a lo mejor llego a darle un beso con lengua y todo.

23.8.10

La respuesta de dios

Llevo horas mirando hacia el cielo e insultado a dios con toda la ira acumulada de hace varias semanas. Sí, le estaba provocando. Esperaba una respuesta por su parte. Una respuesta tan clara y rotunda que consiguiera callarme. Y lo he conseguido. Pero no de viva voz, como yo quería. No ha sido un cara a cara entre él y yo. Sino que ha sido simplemente cuando he vuelto a casa y me he mirado al espejo.

20.8.10

Ojalá

Ojalá pudiera subirme al tejado del edificio de enfrente y caminar sobre las tejas buscando un punto bonito hacia el que mirar en el horizonte.  O cabalgar por la ciudad vacía, sin rumbo fijo, a toda velocidad. O nadar mar adentro sin mirar atrás y sin importarme cómo podré regresar. O columpiarme durante horas y que después la tierra no se moviera al bajar. Ojalá no tuviera miedo. Ni vértigo. Porque todo esto que hago con normalidad, se me queda muy pequeño.