31.1.12

Montero Glez




¿Escribes siempre en el mismo lugar?
Mira, voy tomando notas en cualquier sitio, en un bar, en el descansillo de una escalera, en un banco, en la orilla de la playa, en un prostíbulo, en la puerta de la iglesia, en cualquier sitio, ya digo, pero para organizarlas, para ponerme a estructurar, tengo la manía de la cocina. Me gusta la cocina, sentir el chisporroteo de las sartenes, el pitido de la olla, el hervor del café, los olores, la calidez del horno. Siempre fue así, me críe con mujeres, siempre en la cocina y por eso vuelvo a mi infancia cuando escribo, pues en la cocina es donde me pongo a organizar el trabajo.

¿Escuchas música mientras escribes? Si es así, ¿qué tipo de música?
Siempre hay música en mi casa. De fondo, música de jazz,  también clásica. Django Reidhart, Horace Silver, Chet Baker, Parker, Monk, toda la pandilla. De música clásica me gusta Ravel, Debussy y Pau Casals.

¿Sueles llevar un horario estricto? ¿Cuál es la mejor hora?
No tengo horarios, no uso reloj. Cuando tengo hambre papeo y duermo cuando tengo sueño y escribo cuando tengo “el qué”.

¿Utilizas cuadernos para tomar notas o lo haces todo a ordenador? ¿Qué tipo de cuadernos?
Escribo a mano, siempre, hago siete borradores, a mano, luego lo paso a pantalla. Las notas las tomo en libretas. Antes las compraba de anillas, bolsilleras, de las de todo a cien. Ahora, que me lo puedo permitir, escribo en libretas encuadernadas. Me gustan las Moleskine.

Cuando estás muy metido en la escritura de un libro, ¿te cuidas a la hora de elegir las lecturas para que no te influyan?
Todo lo contrario, me cuido de elegir lecturas para que me influyan.

¿Hay algo concreto que no puedas/debas hacer mientras escribes? Alguna manía…
Me gusta fumarme un canuto pero cuando ya estoy dentro de la escritura, de lo contrario me disperso, quiero decir que no me fumo un canuto y me pongo a escribir. Cuando llevo un tiempo escribiendo, voy y me fumo un canuto pero no muy cargado. Y me concentra.

¿Tienes lecturas de descanso? En ese caso, ¿cuáles son?
Los tebeos, me gusta mucho lo que está haciendo Miguel Brieva.

¿Cómo es tu biblioteca personal? ¿Me la puedes describir?
Ocupa toda la casa. A veces pienso que el peso va a hundir el piso.

¿La tienes ordenada de alguna manera?
Sí, para que me quepan los libros los tengo por tamaños, por colecciones. Me lo sugirió mi amigo Luis Alberto de Cuenca, para ganar espacio.

¿Eres fetichista con el libro como objeto?
No, utilizo los libros pero no al contrario, no permito que los libros me utilicen a mí. Es más, de vez en cuando hago limpieza y regalo cajas de libros a gente lectora.

¿Qué casa de escritor te hubiera gustado visitar o has visitado y te ha fascinado?
La de Mario Muchnik está llena de tesoros.

¿Te molesta que se doblen las páginas, que se arrugue el lomo al abrirlo demasiado, subrayas, anotas en sus páginas…?
Subrayo, marco e incluso las despego y me las guardo en el bolsillo para releerlas.

¿Tienes algún tesoro en tu biblioteca? Primeras o raras ediciones, dedicatorias…
Tengo libros dedicados, un mueble lleno de libros dedicados. Son los únicos que no presto. Si alguien quiere leer alguno que venga a mi casa y lo haga. Ahora mismo estaba leyendo una edición primera de El camino de Buenos Aires de Albert Londres, un libro difícil de encontrar y que me han regalado mis amigos Evita y Oriol. Andaba detrás de él y no lo encontraba y mis amigos me lo consiguieron en Argentina. Aprovecho para agradecérselo públicamente.

¿Tienes algún rincón especial en tu casa para leer? ¿Es distinto al lugar en el que escribes? ¿Por qué?
Leo en la terraza, tengo una hamaca, también leo en la playa, leo tumbado. Por la noche leo en la cama. 

¿Lees poesía? En ese caso, ¿necesitas hacerlo en algún sitio o de un modo especial?
Leo de todo, por leer leo hasta periódicos, mira tú.

¿Sueles acudir  a bibliotecas? En ese caso… ¿me recomiendas alguna en especial?
Sí, claro, cuando llego a un pueblo visito su biblioteca. Me gusta la biblioteca Arus de Barcelona. La biblioteca anarquista. Cuando voy a Barcelona me paso el tiempo allí.

¿Me podrías hacer un canon de libros?
No, no soy canónico.

¿Hay algún clásico con el que, por alguna razón, no hayas podido?
Sí, el Marcel Proust, sólo me leí el primer volumen. Una mariconada.

¿Qué clásico que sabes que vas a disfrutar no has leído aún?
Un clásico de novela policiaca que me está esperando. Se titula Los amigos de Eddie Coyle y es de George Higgins. Lo acaba de publicar Asteroide y su editor, Luis Solano, mi amigo el astronauta, me lo acaba de regalar por reyes.

¿Hay algún tipo de libros que nunca leerías?
No, no tengo prejuicios pero eso sí, si no me gustan los dejo o los tiro al mar.

¿Cuándo viajas escribes?
Claro, pero sobre todo leo que es lo que me gusta.

¿Te has encontrado alguna vez en un mercadillo o librería de viejo alguno de tus libros? ¿Qué sentiste?
Sí, me alegra que estén a bajo precio pues uno escribe para ser leído y cuando no me prohíbe la censura o el boicot que llevo sufriendo desde que comencé a publicar, entonces me los prohíbe el precio. Por lo mismo me alegra verlos a precios bajos.

¿Has coincidido alguna vez con alguien por la calle o en el metro, leyendo uno de tus libros?
Una vez, en la estación del AVE, en Sevilla, un chaval leía Manteca colorá. Pasé de largo y me metí a comprar el periódico. Cuando salí me estaba esperando. Se lo dediqu´e. No se me olvidará en la vida,. Se llama Alberto y esperaba un tren para ir a Cádiz, me dijo. Menudo subidón.

¿Libro en papel o digital? ¿Tienes Kindle o algún tipo de lector electrónico?
Papel, el tacto es muy importante para mí. No tengo Kindle pero si me regalas uno pues chachi. Así te cuento.

30.1.12

gota

Cuanto más pasa el tiempo, más claro tengo lo que no quiero, y más estrecho es el círculo donde puede caber todo aquello que sí quiero. 

Rodrigo Fresán



¿Cómo es el lugar en el que escribes?

¿El estudio? Bueno, yo estoy pasando por un momento un poco extraño, de transición, traumático, porque lo que era mi estudio se convirtió en el cuarto del niño. Entonces hubo todo un movimiento de giros, de los ambientes de la casa, y mi estudio terminó en lo que era antes una especie de rincón donde había una cama de huéspedes. Entonces ahora estoy más como... como encajonado. Yo pensaba que eso me iba a molestar un poco pero está bien. Me gusta la idea de tener que sentarme ahí, estar encajonado, a penas tener espacio, y que la silla casi no quepa entre dos escritorios enfrentados. A mí no me cuesta nada escribir, me resulta muy fácil escribir pero me cuesta muchísimo sentarme a hacerlo. Entonces, al estar tan encajonado ahora, una vez que consigo sentarme, me cuesta mucho levantarme. Con lo que me parece que es una buena... creo que ha mejorado la situación, realmente. Y nada, son dos escritorios de cristal transparente, a penas dejan una especie de hueco en el medio donde yo estoy con una silla girando de uno al otro. En uno tengo el ordenador donde escribo periodismo y la no-ficción, y en el otro el ordenador donde escribo la ficción, porque no creo que deban mezclarse esas dos personas. Es un poco como el Dr. Jekyll y Mr Hyde, con dos personalidades, así, girando.

¿Hay ventana, escuchas música?

Sí, se escucha bastante música. Tengo algunos cds que me han acompañado siempre como música de fondo. Por ejemplo, me gustan mucho las Variaciones Goldberg tocadas por Glenn Gold, me gusta bastante la música de películas, determinados soundtracks... Y sí, tengo una ventana arriba, pequeñita... No tengo grandes necesidades, soy un escritor que se adapta bastante bien al medio.

¿Y escribes cuando viajas?
Cuando viajo tomo notas, pero son frases sueltas. El proceso de escritura para mí, a lo largo de los siete libros que llevo, cambió bastante, en el sentido de que yo, cuando empecé a escribir, las historias me venían completas y hechas. Yo siempre decía que la sensación que yo tenía era como estar en un muelle y que el barco llegaba al muelle y bajaba la gente y yo sólo tenía que describir lo que veía, porque venía todo armado. Y en cambio ahora es al revés. Me llegan como frases sueltas, como rumores, y la sensación es que el barco está en alta mar y yo tengo que ir hasta el barco, y a veces el barco se hundió, y yo tengo que ponerme el traje de buzo y descender a las profundidades a ver qué rescato de todo eso. Es al revés. Antes yo tenía el esqueleto y tenía que vestirlo, y ahora tengo que armar el esqueleto.

¿No tienes ninguna manía? No sé, respecto a la comodidad de la ropa, la luz...
Bueno, hay días que me gusta más escribir descalzo, si se puede, pero creo que cada libro propone sus propias manías. No he mantenido ninguna cábala ni ninguna constante a lo largo de todos los libros, porque son armas de doble filo. Creo que luego uno termina... es un poco como la religión. Uno termina creyendo y poniendo cosas fuera del libro, o fuera de la propia capacidad, o fuera de la propia responsabilidad. Está como pidiendo a fuerzas ajenas y extrañas que solucionen problemas que tiene que solucionar y enfrentar uno.

¿Y en cuanto a horarios?
Lo mismo. Cada libro me ha propuesto un poco su propio ritmo. Hubo un libro que lo escribí durante una semana, una novela, Esperanto; Vidas de santos es un libro de escritura completamente nocturna, lo escribí de noche, y ahora cada vez estoy más diurno. Por las mañanas. Generalmente, después de tomar un par de tazas de café y en el orden ideal de las cosas, para mí lo mejor es empezar a escribir sobre las nueve para a la una y media o dos haber terminado. Después soy bastante idiota a partir de esa hora.

¿Y para leer? ¿Tienes manías?
Leo donde puedo. Leo todo el tiempo, la verdad. En la cama leo bastante, lo cual no es bueno para la espalda, me dice mi médico. Pero a veces tengo así como un sueño de gastar una cantidad importante de dinero y comprarme uno de esos sillones magníficos de lectura, pero me da miedo porque entonces no me levanto nunca más ya. Me quedo para siempre ahí y me transformo en una especie de tarado cataléptico en el sillón, para siempre.

¿Cómo tienes los libros? Ordenados, desordenados...
Las bibliotecas, estoy totalmente convencido de que son organismos vivos. Toda idea de orden o toda intención de orden sucumbe casi inmediatamente, es imposible que en mi biblioteca, manteniendo cierto orden, me resulte casi siempre imposible encontrar un libro, voy a ese lugar y estoy seguro de que está y no está, no lo encuentro, revuelvo toda esa parte, y luego al día siguiente está exactamente ahí. Son seres extraños las bibliotecas. Me dan un poco de miedo.

¿Te molesta que se maltraten los libros? Que se abran del todo dejando el lomo cortado por la mitad...

Me pone total, completa y absolutamente nervioso. O sea, a mí hay una cosa que me produce escalofríos y es cuando alguien entra en una librería y hace así (hace el gesto con las manos de abrir del todo un libro, como partiéndole la espina dorsal) para ver un libro, y no lo ha comprado. Digo “pero ¡qué te pasa! ¡animal!”. Cuando veo que hacen algo así a un libro mío es... pueden ser muchas, muchas horas de mal humor. (Se está hasta poniendo nervioso de pensarlo) He llegado a comprarme libros que me gustan varias veces hasta conseguir la perfección absoluta e inmaculada de la portada.

¿Y no tienes problemas de espacio?
Sí, sí tengo problemas de espacio. Cada tanto hago una purga, que es algo un poco doloroso porque sientes que estás arrojando a gente por la borda, pero no hay otra, eh? No hay otra. El criterio que debería imperar en realidad y que mucha gente con autodisciplina es el que impone, es no conservar los libros que sabes que no vas a volver a leer nunca más, pero yo no, no puedo. De hecho, hay libros que me he comprado hace dos o tres años y no los he leído todavía pero tengo una necesidad física de tenerlos. Así como hay escritores de los que tengo la obra completa y me los reservo para un determinado momento de la vida que no sé cuál es, pero que estoy seguro que el libro y el autor, o el fantasma del autor, se va a arreglar para comunicármelo.

¿Qué clásico que sabes que vas a disfrutar no has leído aún?
Uy, te podría decir hasta una obra completa. Yo tengo una asignatura pendiente bestial que es Faulkner, por ejemplo. Y tengo la obra completa, me la fui comprando de a poco. He hecho una inversión de dinero importante porque lo que leí de Faulkner lo leí muy chico, muy mal, en muy malas traducciones, de aquellas completamente canibalizadas y destrozadas y estoy seguro que va a ser un escritor que me va a marcar muchísimo, y me va a influenciar muchísimo, pero yo creo que hay que tener mucho cuidado. Uno tiene que exponerse a esas explosiones atómicas con cierta responsabilidad y en el momento que corresponde. Me pasó con Proust también. Quiero decirte, son escritores que cuando uno los lee tiene que asumir el riesgo de que te pueden cambiar por completo tu idea de la literatura y de la escritura. Es material muy sensible.

Cuando estás muy metido en la escritura de un libro, ¿te cuidas a la hora de elegir las lecturas para que no te influyan?

Sí, cuando estoy muy metido en un libro de ficción, generalmente trato de leer no-ficción. Por una cuestión de que en la no-ficción hay un montón de soluciones cuando uno está escribiendo ficción. Hay muchos datos, muchas ideas, hay muchas cosas reutilizables. La prosa es mucho más digestiva, si lees libros de no-ficción formidables. Pero sí, trato de que a la hora de la escritura muy exigente o en el momento más intenso de la escritura, tener al lado un material que no me distraiga demasiado y que, fundamentalmente, no me haga consciente de lo malo que soy ante eso que estoy leyendo.

¿Y la poesía?
Yo soy un pésimo lector de poesía. He leído muy, muy, muy poco. En realidad mi máxima exposición a la poesía son los discos de Serrat sobre Miguel Hernández y Machado. Y me gustan algunos poetas, Dylan Thomas, me gustaban los poemas de Bolaño también, pero soy un pésimo lector de poesía en cuanto a que soy completamente incapaz de discernir qué es bueno y qué es malo en poesía. Mucha gente, sin embargo, cuando lee mis libros, piensa que soy un lector de poesía curtidísimo y que sé mucho, porque hay muchas imágenes que me dicen que son poéticas en mis libros, pero no tengo la menor conciencia. Tal vez por eso no leo poesía. Porque, tal vez, si leyera poesía me estropearía esa parte que es bastante refleja y salvaje y que tal vez no necesita de un manual de instrucciones o de una percepción teórica sobre la práctica.

¿Hay algún tipo de libros que no leerías nunca?
No, no. He leído El Código da Vinci por curiosidad. A mí me gustan mucho las novelas tipo El Código da Vinci, las novelas conspirativas. Por eso puedo decir con autoridad que El Código da Vinci es muy mala. Pero lecturas que no haría nunca... emmm... Sí, probablemente sí. Pero no sé cuáles son. Hay una cosa que a mí me impresiona mucho que es que con el tiempo yo tengo recuerdos de cuando era joven de haber empezado libros y haberlos dejado por la mitad. Y con los años uno va desarrollando un olfato mucho más fino y dificilmente se equivoca. También es cierto que la lectura se sistematiza mucho más y entonces uno tiene más idea de por dónde se mueve y a qué se parece este autor, etc, etc, lee mucha más crítica, entonces está más orientado... Uno también se convierte en un lector mucho más especializado y se concentra en un determinado género, en un determinado país o en una determinada época, incluso. Así que es difícil. Pero por eso te digo, los libros que no leo no sé cuáles son porque ni los veo, no los registro si quiera. 


Muchas gracias, Rodrigo, una vez más. 

Gracias a ti.

Foto: 'We want beer'

Fotografía tomada durante la época de la Ley Seca. Archivos de la revista Time.

BRUCE LEE. ¿Y tú?


23.1.12

Entrevista a Martin Amis


Cuando llegué a Segovia, me instalé, ví el plan de trabajo que había allí (no había ninguno, así que tenía que entrar a los escritores por la calle o en la puerta del hotel, y pedirles una entrevista, en plan paparazzi), ataqué a Roncagliolo, a Ian McEwan (que paseaba con su mujer y me citó al día siguiente por la mañana, después de la rueda de prensa del Festival) y a Eduardo Lago, y nos fuimos a comer. Me senté con dos personas del equipo en una terraza de la plaza mayor, frente a la mesa donde estaba sentado Bob Geldof, y en otra, Martin Amis, más atrás. Hacía sol y frío, un viento que complicaba mucho la lectura de la prensa, y la comida era peor. Así que nos levantamos en seguida, y nos pusimos de nuevo a trabajar. Seguí con mis entrevistas, todas en distintos rincones de una misma plaza, en la que de pronto vi a Amis pasar. Me acerqué. Iba con McEwan y sus respectivas mujeres, y me presenté: Hola, soy tal, trabajo en este medio, en el programa tal y cual, y me gustaría hacerle una entrevista”, y el hombre me duda. McEwan me ataja: ¿por qué no se la haces mañana como a mí?”, “Hombre, yo preferiría que fuera hoy”, y Amis “vale, aquí mismo, a las 7 menos cuarto”, “perfecto, gracias, aquí estaré”.

Y allí estaba, a la hora exacta, en el lugar exacto. Puntualidad inglesa en nuestra cita segoviana. Le pido que se siente en un banco mientras nos vamos preparando, y le comento lo que le voy a preguntar para ganar tiempo, para observarle mientras hablo, tan inglés, tan pequeño, tan altivo. Quiero saber si esa seriedad es producto de la timidez, o son sólo aires de superioridad. Sabe que es la estrella del festival, pero está en esta ciudad, pequeña y bonita, lejana y, para él no tan fría, en la que camina por la calle sin que nadie se acerque a saludarle ni sepa quién es. Me recuerda a Mick Jagger, pero incluso ahora que acabo de ver las imágenes, aún no sé por qué. Mis preguntas le parecen bien, y le interesa especialmente que le pregunte por el efecto del 11 de Septiembre en la literatura en general. Es el tema de moda en el festival. Así que mientras él toma postura (apoyando un brazo en el respaldo del banco, transmitiendo familiaridad, y sujetando un cigarro encendido, razón por la cual a mí en la tele me pueden matar, pero me gusta. No lo puedo evitar.) “¿Cuánto tiempo necesitas?”, me pregunta. Me río y le digo “eso es mejor que me lo proponga usted, porque si no, yo me quedo aquí hasta el anochecer”. “Diez minutos, entonces, ¿te parece bien?”, “Quince”, contesto. Y empiezo por mis preguntas-cotilleo:

¿Cómo es su biblioteca particular?
Bueno, tengo una buena biblioteca. Y una de esas veces en la que encargué comida, comida para llevar, vino un chico a traerla, miró a su alrededor y me dijo: “demasiados libros, tío”. Y sí, tengo muchos libros, pero no tengo consideración por ellos como objetos físicos. No colecciono primeras ediciones. Me gusta una buena edición en tapa dura, pero no siento una apreciación estética por ellos para nada.


¿Qué lee cuando escribe?

Cuando estoy escribiendo ficción, tiendo a mantenerme alejado de la ficción, y cuando estoy escribiendo no-ficción, me mantengo lejos de la no-ficción. Uno no quiere voces rivales en su cabeza cuando está escribiendo, ya sea de forma ensayística o imaginativa, vas en dirección contraria de lo que estás escribiendo.


¿Tiene algún tipo de lectura que utilice como una especie de vacación mental?
No. De hecho, antes de llegar al final del borrador de una novela, me pongo a leer un poema largo como Paraíso perdido o La Iliada. Así que es más bien al revés, me pongo una tarea difícil, “mucha obra” (lo dice en español) para leer, más que leer algo fácil. No leo libros fáciles.

¿Hay alguna obra maestra de la Literatura que se le atragante? ¿Qué no haya conseguido terminar?
Supongo que sí, y sería Finnegans Wake, la última novela de James Joyce. Creo que es un libro ilegible, picoteo en él pero no lo encuentro como que esté ahí para ser descubierto. Creo que de hecho estoy bastante en lo cierto cuando digo que es un libro imposible de leer.

Y al contrario, ¿algún libro o autor inconfesable?
Hay un juego de mesa sobre esa pregunta, que se llama “Humillación”, en el que ganas puntos por admitir que no has leído Hamlet o Lolita (sonríe, y ante mi asombro, empieza a ser habitual). Y yo… yo sé que algunos no leen Hamlet para ganar muchos puntos en “Humillación”, pero yo nunca he sido muy bueno en ese juego (y pega una calada tal que me va a pudrir la cinta). He leído… la verdad es que no se me ocurre ningún gran vacío en mis lecturas, por lo menos en las inglesas o americanas.


¿Algún descubrimiento últimamente?
No, sólo los obvios. No creo que haya ninguna figura maltratada u olvidada, de hecho no creo que exista. Tiene que haber muy pocas figuras, y actualmente menos que en cualquier otro momento de la Historia, que hayan sido pasados de largo. Porque se publica tanto, que si no consigues publicar es porque no eres nada bueno.


¿Qué autor relee más a menudo?
A Borges. Lo leo una y otra vez. Habiendo vivido en Uruguay durante dos años (su mujer es uruguaya), puedes sentir el espíritu de Borges volando desde “Buenos Aires” (en español). Es una figura enorme, creo que es el mejor escritor sudamericano, y vuelvo a él una y otra vez.

En ese momento, un desfile de personas vestidas con ropa regional, tocando tambores y trompetas, y sujetando bandejas con cochinillos asados, se acerca por la calle impidiéndonos escuchar otro sonido que no sea el del tantán. Pero yo sigo.

Le voy a hacer la última pregunta porque me parece que esto empieza a ser imposible con tanto ruido… ah, ¡odio esto!

Sí, yo también (riéndose y fumando)

¿Cómo cree que ha afectado el 11 de septiembre a la literatura?
Bueno, primero redujo a los escritores al silencio, porque tu voz sonaba demasiado insignificante. Pero creo que ya ha llegado el momento en el que esos acontecimientos te pueden penetrar y procesados en el subconsciente, y creo que la gente está comenzando a tratar el tema ahora, en ficción.

El ruido del desfile imposibilita ya la conversación. Él me sonríe, le pido si podemos continuar al día siguiente, me dice que sí, que probablemente, le pido que me dedique uno de sus libros, me pone “To Almudena”, firma, y se va.

Miro al cámara y le pregunto “¿Cuánto has grabado?”, “17 minutos” me contesta. 

19.1.12

¿Un paseíto en helicóptero sobre las pirámides de Egipto?


Abróchense los cinturones, que allá vamos.

Crea tu propio epitafio

Dicen que un hombre prevenido vale por dos. Pues esta mañana, deambulando por Twitter, he descubierto esta página a través de un nuevo seguidor: @Epitah_ph. En ella te das de alta, y publicas lo que quieres que se lea en tu tumba a partir del momento en que llegue ese fatídico día. Así de simple.  Supongo que siempre es bueno evitar el dejar estos asuntos en manos de los demás, y que tengan que usar su imaginación en momentos tan difíciles, en los que además te suelen meter prisa. Por no decir, que nunca se sabe quién te sobrevivirá. Esta labor podría quedar en manos de tu suegra. 

15.1.12

La celda en que vivió Al Capone

Vía Nag on the lake

La licencia de taxi de Robert De Niro, 1975

Mientras se preparaba para su papel como Travis Bickle en Taxi Driver, De Niro obtuvo la licencia de conductor de taxi. 

Vía retronaut

Tim O'Reilly: Por qué estoy luchando contra SOPA

Crédito de la foto
 

Como el debate sobre SOPA (Stop Online Piracy Act) está provando una ola de ira desde Silicon Valley hasta Washington DC, una serie de influyentes líderes  de la industria tecnológica se ha manifestado en contra de esta propuesta de ley, que le daría al Gobierno y a las empresas privadas poderes sin precedentes para eliminar sitios de internet ante cualquier supuesta infracción de derechos de autor.

A continuación tenéis el resultado de la entrevista que Colleen Taylor realizó a Tim O'Reilly para Gigaom acerca de por qué él cree que sopa está mal y lo que la industria de la tecnología puede hacer para detenerlo. Sus preocupaciones cayeron en cinco categorías principales:
La piratería no es un problema real
A mi modo de ver, no hace falta ningún tipo de legislación en absoluto. Como editor, tengo una experiencia muy amplia en este tema, y el hecho es que la piratería no es un problema importante. Sí, hay gente que piratea mis libros, hay personas compartiendo enlaces a lugares donde se pueden descargar. Pero la gran mayoría de los clientes están dispuestos a pagar si el producto está disponible y el precio es justo. Si tienes una relación con tus clientes y ellos saben que estás haciendo lo correcto, te apoyarán.
Las personas que piratean son probablemente las que nunca te darían un céntimo, para empezar. La piratería es útil para aquellos que están al margen y a los que los mercados legítimos no les sirven adecuadamente. Francamente, si la gente en Rumania puede descargarse mis libros y disfrutar de ellos, más poder para ellos. No van a pagarme de todos modos. 
SOPA protege a las personas equivocadas
Estuve hablado con Nancy Pelosi sobre SOPA el otro día, y me dijo que la experiencia con la piratería es diferente para la gente de la industria del cine. Tal vez, yo no soy productor de cine. Pero sí sé que ahora toda la industria de contenidos se enfrenta a grandes cambios sistemáticos, y proclamar que el descenso de ventas es debido a la piratería, es quedarse en la superficie. Cualquier empresa que proporciona gran contenido online de forma que sea fácil de usar y con un precio justo, ahora mismo tiene un negocio en auge. Las que no, están tratando de luchar contra el futuro.
Así que aquí tenemos una legislación, con todos estos posibles daños, para solucionar un problema que sólo existe en la mente de los que le tienen miedo al futuro.  ¿Por qué debe intervenir el Gobierno en nombre de las personas que no se están poniendo al día?
 SOPA ignora la historia
Si lo miras desde una perspectiva histórica, la industria editorial norteamericana  al completo comenzó con piratería. Hay muchos documentos de Charles Dickens y similares tomando una postura contra estos piratas estadounidenses que estaban robando en su trabajo. Pero América pasó a convertirse en el mayor mercado editorial y de derechos de autor del mundo. Una vez que el mercado madura, los piratas desaparecen. Siempre lo hacen. Los mercados legítimos funcionan mejor que los mercados pirata.
Esto mismo se puede observar de forma más reciente en lo que ha sucedido con la industria musical. Durante un tiempo, las compañías de música luchaban contra las descargas. Pero una vez que aparece Apple con iTunes, que es una alternativa bastante económica y fácil de usar, se convierten en un gran negocio. Nuestros fabricantes de políticas lo que necesitan es alentar a la gente que lo hace bien, no proteger a las personas que claramente no lo saben hacen. Necesitan proteger nuestro futuro. 
Tecnología y lobby no se mezclan 
Sin duda, la industria de la tecnología necesita hacer mucho lobby en Washington, DC. Pero la noción de lobby supone un anatema para la gente del mundo de la tecnología y por buenas razones. Estamos acostumbrados a un mundo en que la gente diseña productos que tienen un propósito, donde tu trabajo habla por sí mismo. Así que sí, la industria tecnológica debería intentar comunicarse más con la gente de Washington, pero al mismo tiempo, los congresistas deberían poner en práctica su propio juicio independiente.
Estados Unidos necesita innovación tecnológica
Leyes como SOPA nos hacen escleróticos como país, donde tenemos todas estas cargas adicionales que proporcionan pocos beneficios. En general esto convierte a América en un lugar menos competitivo. Si SOPA sale adelante, muy bien podría obligar a ciertas empresas de innovación a trasladarse fuera. Hay industrias que siempre protestarán contra cada avance tecnológico; pero cualquier país con visión de futuro necesita proteger sus industrias emergentes. 
 Texto original aquí

Citas: el espacio


“I have only made this letter rather long because I have not had time to make it shorter.” — Pascal

“It usually takes more than three weeks to prepare a good impromptu speech.” — Mark Twain

14.1.12

¿Un paseíto en helicóptero sobre Manhattan?


Da igual si estás en pijama. No hace falta ni que te pongas las zapatillas. No te abrigues. Tampoco busques la cartera porque aquí no te hace falta. Sólo tienes que relajarte, entrar en el siguiente enlace y disfrutar. Ah, no, un momento... Como el piloto no creo que te pueda escuchar, te aconsejo que le quites el volumen al ordenador.

¡Bienvenidos abordo!

¡A volar!

Museo de los Restos de Comida de Celebrities

Bienvenidos al Museo de los Restos de Comida de las Celebrities. Aquí podréis admirar grandes maravillas como un trozo de corteza del cantante Pete Doherty, un trozo de Cornetto del actor Eddie Marsan, restos de frijoles del músico William Tyler del grupo Lambchop, o un trozo de budin de pan del Príncipe Carlos.  

Las "instalaciones" de este fantástico museo, se encuentran alojadas en el café "The Old Boatstore"(La vieja tienda de barcos) en Kingsand, un hermoso pueblo costero de Cornualles con hermosas y vírgenes playas. En el café alquilan dos apartamentos para dos personas, situados en el primer piso, con espléndidas vistas al mar, tal y como podéis ver en la foto de arriba a la izquierda. Abajo, Carlos y Camila en una reciente visita a Kingsand, y a la izquierda, una de las vitrinas construidas especialmente para albergar las "joyas" del museo. 

La lista completa de las maravillas que guarda el museo la tenéis aquí
Ah, y un detalle más: los tours sólo se realizan bajo supervisión estricta de la administración de 'The Old Boatsore'. 

Aquí podéis ver un vídeo de la BBC sobre este increíble lugar. La verdad es que el pueblo merece el viaje. 

Se le pregunta a un policía de Oakland por qué cubre su nombre y así es cómo responde


We ask a OPD officer why he had his name badge covered.... from BLK PXLS on Vimeo.
¿Os acordáis de este video en que manifestantes preguntan a un oficial del Cuerpo de Policía de Oakland por qué cubría de forma ilegal su nombre con una cinta? Cuando él no responde, se le piden explicaciones a un supervisor, que también ignora la pregunta. Bueno, pues tanto el agente como su supervisor han sido sancionados por esta conducta (el primero por cubrir su identificación, y el segundo por no dar parte de esa conducta ilegal).  El supervisor, antes teniente, ha sido degradado a Sargento y el oficial ha sido suspendido por un mes (ninguna mención sobre si cobrará durante dicha suspensión).
 Vía BoingBoing