Soy tan elegante que la gente me cree noble. Tan sonriente que me creen buena persona. Tan sociable que parezco encantadora. Tan despistada que parezco inteligente y tan soñadora que me creen una empedernida lectora. Vivo en una terrible mentira. Mi elegancia es heredada, mi sonrisa cara, mi sociabilidad interesada, mi despiste intencionado y sí, soy soñadora.
26 Febrero 2003
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