Introducción de Hans Magnus Enzensberger: "Se trata, literalmente, de "Memorias del subsuelo" escritas en un refugio antiaéreo que también debía ofrecer protección contra el fuego de artillería, el pillaje y las agresiones sexuales del victorioso Ejército Rojo. Todo aquello de lo que disponía era de un trozo de lápiz, y debía trabajar a la luz de las velas, puesto que Berlín se encontraba sin suministro eléctrico. Refugiada en un sótano, su capacidad de percepción se encontraba seriamente limitada por la total suspensión de los medios informativos. A falta de periódicos, radio y televisión, los rumores eran la única fuente de noticias del mundo exterior." "Tuvieron que pasar cinco años para que el original en alemán viera la luz. (...) Obviamente, el público alemán no estaba preparado para enfrentarse a ciertos hechos desagradables. (...) No era de esperar que las mujeres alemanas hicieran mención de la realidad de las violaciones; ni que presentaran a los varones alemanes como testigos impotentes cuando los rusos victoriosos reclamaban a sus mujeres como botín de guerra."
"... carente de autocompasión, con una mirada fría hacia el comportamiento de sus compatriotas antes y después de la caída del régimen, rechazó la complacencia y la amnesia de la posguerra."
"Mientras los hombres combatían en una guerra devastadora lejos de casa, las mujeres resultaron ser las heroínas de la supervivencia entre las ruinas de la civilización. En la medida en que existió un movimiento de resistencia, fueron ellas quienes atendieron a su logística, y cuando sus maridos y novios volvieron desmoralizados, envueltos en harapos y anonadados por la derrota, fueron ellas las primeras en despejar el terreno."
Prólogo a la primera edición de 1954:
"... lo que se ilustra aquí no es ningún caso concreto de interés, sino el gris destino compartido por innumerables mujeres. Sin su declaración, la crónica de nuestra época, escrita hasta la fecha casi exclusivamente por varones, sería parcial e incompleta."
Una mujer en Berlín.
"A través de las ruinas calcinadas del barrio sopla vaporosamente el aroma de las lilas desde jardines sin dueño. El muñón de la acacia de delante del cine ha reverdecido rabiosamente. En algún momento, entre alarmas, los jardineros deben de haber cavado, pues en los cenadores de la Berliner Strasse se ve tierra recién labrada. Sólo los pájaros desconfían de este abril; nuestros canalones están sin gorriones."
"Ahora todo es de todos. Apenas se tiene apego a las cosas, ya no se hace una distinción clara entre la propiedad de uno y la de los demás."
"Mi centro vital es, mientras escribo estas líneas, la barriga. Todo pensamiento, sentimiento, deseo y esperanza comienza en la comida."
"La vendedora servía con la lechera muy inclinada y dijo que ya no iba a llegar más leche a Berlín. Eso significará mortalidad infantil."
"Es el comienzo de una demencia leve por hambre. Es una lástima no poder verificar esta suposición en la novela Hambre escrita por Hamsun. Incluso si no hubieran bombardeado mi casa, tampoco poseería yo el libro. Hace más de dos años me lo robaron en el metro. Lo llevaba en la bolsa de la compra envuelto con una cubierta de fibra de rafia. Al parecer, el ladrón lo confundió con la cartilla de racionamiento. ¡Pobre! ¡Qué decepción debió llevarse! Por cierto, ésa sería una historia que le hubiera gustado a Hamsun."
"... nuestro refugio. Oficialmente denominado espacio de protección. Nosotros lo llamamos cueva, submundo, catacumba del miedo, fosa común."
"Cada refugio tiene sus tabúes, sus manías."
"Medianoche. No hay corriente. En la viga que está encima de mí humea mi lamparilla de petróleo. Fuera se oye un ruido atronador, en aumento. Se activa la manía del pañuelo. Todos se anudan el pañuelo que tenían ya a mano tapándose nariz y boca. Un fantasmal harén turco, una galería de máscaras fúnebres semiocultas. Sólo los ojos tienen vida."
"La burocracia se me figura una cosa de cuando soplan vientos favorables. Todas las oficinas desaparecen cuando llueve metralla de las granadas. (...) Nadie nos gobierna. Y, sin embargo, una y otra vez surge una especie de disciplina, por todas partes, en todos los refugios."
"La belleza duele ahora. Todo está impregnado de muerte."
"Esta mañana temprano se me ha pasado por la cabeza la de muertos que he visto ya en mi vida."
"Fuera, todo el rato estruendos metálicos. De vez en cuando el tronar seco de la artillería antiaérea, como si entre el cielo y la tierra estuvieran sacudiendo el polvo de gigantescas alfombras."
"Todas las antiguas relaciones entre amigos y compañeros de trabajo están en vía muerta si la distancia entre ellos es de más de tres manzanas. La cueva, la familia, como en la prehistoria. El horizonte está a cien pasos."
"En aquellos días podía yo palpar cómo el rezo ungía los agitados ánimos de los presentes, el bien que producía, la gran ayuda que significaba. Desde entonces no he vuelto a estar en un refugio en el que se rece colectivamente."
"Una y otra vez voy notando en estos días cómo se transforma mi percepción de los hombres, la percepción que tenemos todas las mujeres en relación con los hombres. Nos dan pena, nos parecen tan pobres, tan débiles. El sexo debilucho. Una especie de decepción colectiva se está cuajando bajo la superficie entre las mujeres. El mundo nazi de glorificación de hombre fuerte, el mundo dominado por los hombres... se tambalea y con él se viene abajo también el mito "hombre". En las guerras de antaño, los hombres podían reclamar el privilegio exclusivo de matar y morir por la patria. En los tiempos actuales, las mujeres también participamos. Este hecho nos modifica, hace que nos volvamos descaradas. Cuando acabe esta guerra tendrá lugar, junto a otras muchas derrotas, también la derrota de los hombres en su masculinidad."
"¿Quién se habría imaginado años atrás este submundo de la gran ciudad agazapado y aterrorizado? Esta vida oculta en los bajos, dividida en diminutas células que nada saben las unas de las otras."
"Estamos sentados alrededor de la mesa de la cocina, todos con los ojos hundidos, con una palidez verdosa, trasnochados. Todos hablan entre susurros, respiramos con contención, bebemos ávidamente el café de malta caliente (gracias al fuego de un horno alimentado con libros nazis, tal como nos confiesa el librero."
"... nuestro refugio. Oficialmente denominado espacio de protección. Nosotros lo llamamos cueva, submundo, catacumba del miedo, fosa común."
"Cada refugio tiene sus tabúes, sus manías."
"Medianoche. No hay corriente. En la viga que está encima de mí humea mi lamparilla de petróleo. Fuera se oye un ruido atronador, en aumento. Se activa la manía del pañuelo. Todos se anudan el pañuelo que tenían ya a mano tapándose nariz y boca. Un fantasmal harén turco, una galería de máscaras fúnebres semiocultas. Sólo los ojos tienen vida."
"La burocracia se me figura una cosa de cuando soplan vientos favorables. Todas las oficinas desaparecen cuando llueve metralla de las granadas. (...) Nadie nos gobierna. Y, sin embargo, una y otra vez surge una especie de disciplina, por todas partes, en todos los refugios."
"La belleza duele ahora. Todo está impregnado de muerte."
"Esta mañana temprano se me ha pasado por la cabeza la de muertos que he visto ya en mi vida."
"Fuera, todo el rato estruendos metálicos. De vez en cuando el tronar seco de la artillería antiaérea, como si entre el cielo y la tierra estuvieran sacudiendo el polvo de gigantescas alfombras."
"Todas las antiguas relaciones entre amigos y compañeros de trabajo están en vía muerta si la distancia entre ellos es de más de tres manzanas. La cueva, la familia, como en la prehistoria. El horizonte está a cien pasos."
"En aquellos días podía yo palpar cómo el rezo ungía los agitados ánimos de los presentes, el bien que producía, la gran ayuda que significaba. Desde entonces no he vuelto a estar en un refugio en el que se rece colectivamente."
"Una y otra vez voy notando en estos días cómo se transforma mi percepción de los hombres, la percepción que tenemos todas las mujeres en relación con los hombres. Nos dan pena, nos parecen tan pobres, tan débiles. El sexo debilucho. Una especie de decepción colectiva se está cuajando bajo la superficie entre las mujeres. El mundo nazi de glorificación de hombre fuerte, el mundo dominado por los hombres... se tambalea y con él se viene abajo también el mito "hombre". En las guerras de antaño, los hombres podían reclamar el privilegio exclusivo de matar y morir por la patria. En los tiempos actuales, las mujeres también participamos. Este hecho nos modifica, hace que nos volvamos descaradas. Cuando acabe esta guerra tendrá lugar, junto a otras muchas derrotas, también la derrota de los hombres en su masculinidad."
"¿Quién se habría imaginado años atrás este submundo de la gran ciudad agazapado y aterrorizado? Esta vida oculta en los bajos, dividida en diminutas células que nada saben las unas de las otras."
"Estamos sentados alrededor de la mesa de la cocina, todos con los ojos hundidos, con una palidez verdosa, trasnochados. Todos hablan entre susurros, respiramos con contención, bebemos ávidamente el café de malta caliente (gracias al fuego de un horno alimentado con libros nazis, tal como nos confiesa el librero."
"¿Qué significa violación? Cuando escuché esa palabra en voz alta el viernes por la noche en el refugio, me corrió un escalofrío por toda la espalda. Ahora ya puedo pensar en su significado, la puedo escribir sin que me tiemblen las manos. La pronuncio para mí, para acostumbrarme a su sonido. Suena a lo más extremo imaginable, pero no lo es sin embargo."
"Nunca había estado yo tan apartada de mí misma, tan alienada de mí. Todo sentimiento parece muerto."
"Nunca había estado yo tan apartada de mí misma, tan alienada de mí. Todo sentimiento parece muerto."
"Calculé que estábamos a domingo, 29 de abril. Perdo "domingo" es una palabra civil, sin sentido en estos tiempos. El frente no tiene domingos."
"El cielo estaba rojo sanguinolento. Del centro de la ciudad ascienden enormes humaredas. La necesidad de agua nos saca a todos de nuestros agujeros. De todas partes llegan civiles sucios, desastrados, algunos casi a rastras, mujeres de rostros grises casi todas mayores, pues a las jóvenes se las mantiene escondidas. Hombres con barba de tres días, jirones de ropa blanca atados al brazo, la señal de la rendición..."
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