20.7.18

Mi perra

Esta mañana, jugando a la pelota en el parque con mi perra, al verla tropezarse con un seto que, sorprendentemente, no ha llegado a ver, he pensado: "pobrecita, qué mayor está", y me he quedado tan triste, que casi me echo a llorar.

Por la tarde, ya en casa, me ha lanzado la pelota para que jugase con ella, ésta se ha metido entre las patas de mi silla, al agacharme se me han caído las gafas, y me ha dado tal tirón en la espalda, que me he tenido que tumbar. Y claro, me ha entrado un ataque de risa, porque ahora mi perra me está mirando a mí.

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