11.3.10

Desayuno en Embassy


Esta mañana he desayunado con el diablo en una confitería de las de antes. Llevaba unas botas preciosas de Gucci que le daban un aspecto como muy militar. Estuvimos charlando largo rato. Entre capuchino y capuchino me ha comentado que está harto de trabajar. Que en la Casa Blanca no le dejan parar quieto. Que le pagan fatal. Que ahora le mandan a Irak. Y encima, ¡sin cobrar dietas! A dónde vamos a ir a parar.

18 Noviembre 2002

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