Hay mañanas que me miro en un cristal y me veo frágil, me doy cuenta de que no soy tan independiente o tan indemne, me veo como alguien a quien tengo que cuidar. Entonces suelo imaginarme desde fuera, me alejo de mí misma y camino detrás. Me sigo silenciosamente, me observo, cuidando que todo sea suave, que nada malo me afecte, que aunque estoy sola, yo estoy detrás.
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