Como cuando un conocido escritor que publicar en una editorial importante me sopló que en ella estaban buscando a una mujer para publicarla. A una mujer. Como quien busca un mueble bar art-decó para el despacho del editor jefe.
El informe que me enviaron de Random House me dejó muerta. Lo primero que me sorprendió es que me incluyeran el informe de lectura en la carta de rechazo. Y después, ese informe, que contenía un insulto detrás de otro. Pero como me he pasado la vida rodeada de hombres y todos más mayores que yo, que no han parado de juzgarme y de intentar tutelarme desde que tengo memoria, llegué hasta a pensar que efectivamente había escrito todo eso que decía el informe. Pero no. Mi "novelita", como la llamaba aquel señor, no iba sobre una niña obsesionada con que a su padre le iba a matar ETA. Y aquello de considerar a mi familia como "desordenada" porque mi madre llevara todo el peso de la casa… ¿En qué mundo vive y ha vivido ese señor?
Y luego esto:
Pues miren, señores editores, a mí las mujeres desesperadas, que por vuestra culpa somos todas, siempre me han despertado interés. Y desde luego, jamás hartazgo.
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