14.7.18

Hoy mismo, hace tan solo unas horas, he tenido que volver a escuchar la frase: "Los hombres envejecen, las mujeres se pudren". Es la tercera vez que la escucho en mi vida. Que la escucho en vivo y en directo. Que se la escucho a un hombre que se refiere a una mujer que lleva décadas ignorándole. Que la odia porque le rechaza, porque ni siquiera existe para ella.

En el fondo todos sabemos que se refiere a él mismo-.

El caso es que los hombres viven en la inopia. Normal, es más fácil, y lo han elegido ellos. Pero hasta tal punto, que ven lo que quieren, lo que les conviene, lo que les viene bien.

Hace pocos meses, grabando un reality, me ocurrió lo siguiente: un grupo de 8 concursantes, la mitad hombres, la mitad mujeres, tenían que ponerse trajes de neopreno prestados, es decir, que a nadie le quedaba como un guante, y después echarse a un río a hacer rafting. Un grupo de concursantes de 60 años para arriba. Bueno, pues el equipo técnico, con el que llevaba conviviendo 20 días, viajando, pasando hambre, frío… estaba compuesto por 6 tíos más jovencitos que yo, pero con mucho recorrido, muy majos, informados sobre feminismo, y respetuosos. El caso es que cuando llegó el momento de grabar a los 8 concursantes dirigiéndose al río con los trajes de neopreno puestos, todos ellos se lanzaron a grabar planos cortos y no tan cortos, de las concursantas. De las señoras concursantas. De este culo caído que me hace el traje, o de esta pata que parece de un saltamontes gigante. Yo les veía y flipaba. Porque en los concursantes ni reparaban. Y no es que tuvieran mejor aspecto con los trajes, PARA NADA. Así que yo estaba flipada.
Así que a mitad de camino me calenté y pegué un grito. Paré la grabación, me los llevé a un apartado y les dije: Chicos, qué coño hacéis. Aquí no se trata de ridiculizar a nadie, no quiero planos cortos de culos y de barrigas. Pero ya que estáis, ¿por qué no les habéis sacado un solo plano a ellos? Me miraron con cara de no entender nada, no encontraban que ellos también estuvieran ridículos, QUE LO ESTABAN. Es que ni les veían. Era como si dentro de su cerebro, una mujer con traje de neopreno está ridícula aunque no lo esté, pero un hombre, por mucho que lo esté, no.

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