11.3.10

Así

Anoche me acosté con fiebre. Abrí un libro pero no leí nada. Mientras mis manos lo sujetaban y mis ojos se centraban en él, mi cabeza estaba demasiado ocupada siendo cruel. Sólo me dejaba ver las imágenes de momentos conflictivos de mi vida. Pero no así tan fácil. No me enseñaba imágenes de dolor, o de aquella realidad tan dura, como en el cuento de Dickens, sino imágenes cotidianas donde yo a veces sonreía, abrazaba a quien yo más quería, pero bajo la dura mirada de mi cabeza haciendo las veces de un juez devastadoramente crítico. Ayer mi cabeza decidió ponerme otra vez a prueba. Decidió volver a enseñarme las entrañas, así, gratuitamente, como hacía tiempo que no lo hacía. Y bueno, aunque yo no lo quiera aceptar, se me ha revolcado un poco todo, pero creo que me hacía falta. Se me olvida siempre que soy más fuerte de lo que yo pensaba.

24 Abril 2003

1 comentario:

Percival H. Fawcett dijo...
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