11.3.10

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Hace mucho calor en esta habitación. Estoy sentada sobre la cama, desnuda, ignorándote, mirándome el torso desde arriba, hasta que por fin aparece tu boca y se acerca, y me roza suavemente un pezón. Tu lengua se mueve despacio, lamiendo mi piel blanca y templada, haciendo ruido, mojando mi piel. Hasta que se esconde en tu boca y se lleva mi pecho también. Me chupas entera. Mi cuerpo está frío y caliente a la vez, sudando helada, o temblando caliente, todo mezclado, chupado y mojado. Acerco mi vientre a tu pecho y me aprieto, y el calor gana al frío esta vez. Me coges con tus grandes manos, me empujas la espalda, me recorres entera, y entra algo de luz. Sólo veo tu cabeza, tu pelo, partes de tu cara que se esconden dentro de mí y aparecen de otra forma, en otro estado más sutil. Como un chasquido o una palmada suave, o un latido de la piel que hace cosquillas y daño a la vez. Y cuando empieza a ser más continuo, entonces me dejo caer. Ya da igual lo que está dentro o fuera, yo no miro, sonrío, mientras tú vuelves a desaparecer.

 4 Marzo 2003

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