Mi espejo me juega a veces buenas y a veces malas pasadas. Cada mañana me levanto y me desnudo frente a él. Cuando es un domingo solitario y gris, es cuando más se ensaña. Pero no me importa. Lo disfruto, son días de soledad. Y me enseña un cuerpo infantil, o lleno de silicona, incluso a veces de animal. Lo malo es cuando llega el lunes, y me enseña la realidad.
15 Enero 2003
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