Recuerdo una vez en el baño de una discoteca, cuando a mí me faltaba todavía mucha edad para poder entrar, estaba pintándome frente al espejo y entró una especie de holandesa mayor que yo y muy guapa. Y, sin reparar en mi existencia, se bajó los pantalones y todo lo que debajo llevaba, y se quedó mirándose el pubis fijamente en el espejo. Al cabo de un rato se volvió a vestir y se fue. Me sentí tan inexistente, que salí de allí, cogí un autobús y regresé a mi casa.
29 Diciembre 2002
No hay comentarios:
Publicar un comentario