A veces, para escribir, me pongo una canción. Entonces describo lo que me va saliendo, como un estado mental que tengo que exagerar para que pueda ser descrito. Algunas canciones me ponen increíblemente triste, pero esa tristeza sin lágrimas, que te mueve a torcer lo que te viene dado, como si cogieras una gota de agua y la pusieras en tu cara fingiendo llorar. Una tristeza que te inventas y promueves, porque la alegría es mucho más difícil para mí de describir.
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