Cuando era jovencita, siempre que empezaba a trabajar en un sitio como periodista, vivía bajo una tensión permanente e inventada, pensando que en cualquier momento podía llegar alguien y arruinar mi carrera profesional para siempre. Me lo tomaba todo muy a pecho. Hasta que descubrí que no hay nadie como una misma para arruinarse la vida en un instante. Eso sí, luego una aprende a levantarse, sacudirse la falda como si nada, y seguir adelante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario