Llevo unos tres años viviendo en esta casa, y es acojonante cómo han cambiado las conversaciones de una familia que vive en el piso de abajo. Me llegan a través del patio.
A ese patio da la ventana de mi cocina, desde la que tengo una vista muy alucinante, y es el origen de muchas cosas que ahora no vienen a cuento. El caso es que es un sitio especial para mí, en el que paso tiempo, y casi todas las noches me siento un rato delante de esa ventana. Y como el resto de los vecinos hablan en idiomas que desconozco, solo me llega la conversación de esta familia cada noche. Cuando se sientan todos juntos.
Todo siempre comienza con el "¡A cenar!", que suele gritar el padre, y a partir de ahí, se van sentado todos juntos alrededor de una mesa, que yo imagino, y en seguida la cosa se pone intensa.
Por lo que escucho, es un matrimonio con un hijo que hace tres años estaba en plena adolescencia tardía, o sea, pesadísimo, y una hija que debe andar por ahí, pero suena bastante más madura. Así que no sé si tiene dos años más que él, o son gemelos y es que sencillamente ella es tía.
La cosa es que hace tres años, discutían padres e hijos durante horas, sobre el uso de las drogas, de los condones, y de los teléfonos móviles.
Ahora están todo el puto día hablando de política. Los problemas de sus hijos han cambiado. Y padre e hija se han afiliado a distintos sindicatos.
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