A veces, sobre todo cuando estoy cansada, mi cabeza funciona a un ritmo desacompasado. Antes de escribir una palabra ya la he olvidado. O mientras la escribo creo que ya lo he hecho y luego me faltan sílabas. A veces olvido que las he puesto, las vuelvo a escribir y me sobran. Entonces, cuando releo, descubro nuevas palabras abreviadas, palabras prolongadas, o simplemente, no vuelvo a releer jamás cuadernos enteros llenos de frases cansadas.
6 Noviembre 2006
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