Hace poco hablé por primera vez con una vecina, y pensé que sería la última. No porque me caiga mal ni nada de eso, sino porque me dijo que la operaban al cabo de ocho días de un tumor, y el médico le había asegurado que no sobreviviría. Bueno, pues ya han pasado quince, y me la he cruzado en la escalera esta mañana. No me ha saludado, pero sigue viva.
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