Una asistente social viene una vez cada tres meses para contarle cómo van los trámites de los papeles que tiene que cumplimentar, para poder cobrar la pensión en Coruña, que es donde tiene a su familia y donde dispondría de un techo bajo el que vivir. La cosa se complica porque Amelia tiene un problema de corazón, y sufre infartos debido a que tiene este órgano demasiado grande y la caja torácica demasiado pequeña. Le llevan el caso en la Fundación Jiménez Díaz, y no consigue trasladar su historial a Galicia.
Siempre va rodeada de un grupo de tres o cuatro hombres, que la protegen por las noches, pero a ella no le gusta demasiado su compañía porque dice que sólo viven por y para el alcohol. "Lo que pasa es que sigo con ellos porque me da miedo dormir sola por las noches, pero no son buena gente, no son la mejor compañía".
Amelia me cuenta que consigue el Sintrom a través de una chica fotógrafa que viene por las mañanas a pasear a su perro, ya que a ella no le dan la receta, y no me queda muy clara la razón. Así que, cuando se le acaba la medicina, va al estudio de esta chica, y ella se la consigue.
Mientras tanto divaga sobre el tipo de trabajos que podría desempeñar (cuidar niños, pasear ancianos...) hasta que cumpla los 65, ya que sólo le quedan 4 años, y se pueda jubilar.
4 comentarios:
muy buen articulo aunque la verdad cada vez me sorprende menos esta sociedad esque esto no se deveria consentir que por culpa del estado por asin decirlo que contratan asistentes sociales para que para que ayude alas personas en cuanto en 1 para alaten no?
felicidades por el articulo
Muchas gracias, Rossi
Rossi, por favor, lee más si puedes, es importante. Gracias
una pena, que la burocracia se aprovecha de la ignorancia
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