Como me he levantado muy cansada, hoy sólo pienso caminar cuesta abajo. Es fácil, sólo hay que torcer la cabeza y ya casi cualquier calle parece una cuesta. Algunas incluso son tan empinadas, que se me resbalan los zapatos. Pero como camino a paso rápido, casi dando saltos, empujada por la inercia, me canso en seguida y me siento en un escalón de alguna calle cuesta arriba.
16 Octubre 2003
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