En la vida hay cosas que encajan perfectamente. Como si las hubiera ideado un extraño ingeniero. En seguida se acoplan. Y esto pasa con las plantas, con la música, con los hijos, con las montañas, con las situaciones... hasta con los sentimientos. De pronto los sentimientos encajan. Y entonces uno se asusta. Porque se tiene que asustar. O se alegra. O se entristece o se agobia. Entonces pasa un suspiro, y la vida se pasea hasta que las cosas vuelven a encajar.
25 Enero 2003
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