Nada más atravesar el puente miré hacia atrás. Pero escuché algo, me volví a girar. Miré hacia abajo, me agaché, me tropecé, me incorporé, y olvidé en qué lado del puente acabé. Así que decidí tirarme al río. No sabía hacia dónde iba, pero al menos sabía que nadie me seguía.
14 Diciembre 2002
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