Hoy he comido algo raro y me ha hecho un efecto peor. Ahora soy imán. Y es un poco conflictivo, porque he bajado a dar una vuelta y un mendigo me ha insultado porque le he dejado el gorro vacío. Se me han pegado todas sus moneditas en los leotardos al pasar. Y cuando se las he ido a devolver ha sido un numerito. De pronto pensé que me iba a morder el muslo, y es que llevaba un diente de oro que también se quería venir a mí. El pobre hombre ha perdido los nervios y la gente que pasaba me miraba muy mal. Pero bueno. Ahora soy imán.
14 Diciembre 2002
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