Me he reencarnado en un volúmen encuadernado en piel de la Constitución de las Cortes de Cádiz. Con el tiempo estoy acostumbrándome a permanecer quieta y no ahogarme en mis propios pensamientos. Que sólo son perturbados por un bibliotecario empeñado en fotocopiarme y dejarme sin visión.
20 Enero 2003
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