Hoy he vuelto a jugar un rato con el perro a la pelota en la calle que sube. Hasta que se le ha vuelto a colar en el garaje donde se le cuelan siempre. Entonces se ha puesto a mover el rabio con el cuello estirado, y un señor que paseaba a un bóxer me ha dicho:
- Bájate a la tienda nueva aquí, a la vuelta de la esquina, y dile a mi hijo que te de una pelota
- Muchas gracias, no se preocupe, si tenemos un montón en casa, vamos a por otra…
- Nada, tú baja, ya sabes la tienda que te digo, y hablas con mi hijo. Además las que tenemos son de las que suenan, que les gustan mucho más. Dile que vas de mi parte.
A mi perra esas pelotas le vuelven loca. Bajo a la tienda
- Hola, me dice tu padre… - y me doy cuenta de que los dos hombres tienen la misma edad…- que me regales una pelota de su parte para mi perra
- ¡Será capullo!
- Bueno, perdón, yo… y me interrumpe
- ¡Que soy su hermano!
Entra su mujer
- ¿Qué pasa?
Entra su mujer
- ¿Qué pasa?
- Nada, el gilipoyas de mi hermano. Que anda diciendo que soy su hijo.
- Pero qué manía le ha entrao…
Y me voy a mi casa a buscar otra pelota para la perra. Ya queda poco para que salga el coche que suele salir del garaje a las 8 menos cuarto de la noche, y así recojo las de los días anteriores.
Y me voy a mi casa a buscar otra pelota para la perra. Ya queda poco para que salga el coche que suele salir del garaje a las 8 menos cuarto de la noche, y así recojo las de los días anteriores.
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