Estos días Madrid huele muy extraño. Incluso el cielo está más bajo. Llueve a veces, pero sin frío, hace días como del norte y noches casi de invierno. Está a punto de romperse a cada minuto, lleno de nubes de grises intensos y de pronto sólo se ve la luna cuando está llena. Llevo varios días que no puedo parar de mirar el cielo. Y cada vez que levanto la vista trae una sorpresa. Nunca está quieto este cielo, a ver si calma y se vuelve a su sitio. A leer algún libro.
17 Abril 2003
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