11.3.10

Una vela

Ayer me regalaron una vela. En seguida la coloqué en un viejo candelabro, y pronto empecé a encontrarme mal. La vela se iba consumiendo mientras yo me tuve que tumbar en la cama. Y miraba su llama de lejos, perdiendo las fuerzas, cada vez más. Hasta que el fuego rozó un papel, y éste empezó a prenderse, y yo no pude moverme, porque ni tenía fuerzas, ni ganas de seguir viviendo más.

14 Marzo 2003

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