28.4.12

El poeta árabe Adonis



El poeta Adonis es uno de los eternos candidatos al Premio Nobel de Literatura. Es un hombre bajito, moreno, de pelo rizado y ensortijado y maneras lentas y suaves. Nos encontramos en el patio andaluz del hotel Conquistador de Córdoba, antes de que él de una charla sobre poesía en un mercado de abastos de la ciudad. Es la estrella de este año de Cosmopoética, un festival en el que cada año en esta ciudad se reúnen poetas de todos los países, edades y estilos. Desde el Nobel Derek Walcott, a Juan Gelman o Mark Strand
"La poesía española es la más importante de Europa y del resto del mundo"
¿Cómo era su vida en Siria?
En verdad... en verdad no he vivido en mi pueblo natal. Me marché de mi pueblo cuando tenía 13 años, así que ahora intento conocer ese pueblo con mis recuerdos, así, con mis recuerdos, como una parte esencial de mi vida en ese pueblo... Lo que siento ahora es que no he tenido una infancia, que no he conocido la infancia. Nací como un hombre adulto, es decir, directamente en el campo, directamente con los árboles, en contacto directo con la montaña... Formando parte de la naturaleza, así que no he vivido nunca una infancia como cualquier persona, en una ciudad o en un pueblo de hoy en día. Es decir, que formaba parte de la naturaleza, y quizá eso me haya dado... me haya abierto con más nitidez el espacio de la escritura poética.
¿Por qué y cuándo empezó usted a utilizar el pseudónimo de Adonis?
Cuando tenía 14 ó 15 años escribía textos y se los enviaba a periódicos y revistas de la época, pero ningún periódico ni ninguna revista publicaba ninguno de esos textos, así que me enfadé con aquellas revistas, y un día, por casualidad, leí en un periódico la leyenda de Adonis, leí como había sido amado por Istar, cómo un día había ido al bosque a cazar, y cómo lo había sorprendido un jabalí, que terminó matándolo. Y cómo después su sangre se convirtió en una flor, en la anémona, que todo el mundo conoce. En el Líbano, de donde soy, tenemos el río Adonis, todo los años el agua de ese río se vuelve roja, sin duda roja porque la tierra es roja. Y todo eso a mí me ha... me impresionó y me tocó muy a fondo esa leyenda, pensé que aquellas revistas y aquellos periódicos eran los jabalíes que intentaban matarme y de ahí el psuedónimo Adonis, como homenaja a Adonis. Y efectivamente escribí textos firmados como Adonis, y todo el mundo me publicó como Adonis. Y así fue como me convertí en Adonis y cómo todo el mundo me conoce con ese pseudónimo. Esa es la anécdota de este nombre.
¿Qué tipo de poesía le interesa? 
Sin duda me interesa la poesía en general. Pero creo que la poesía no existe sólo en los poemas tradicionales, sino que la poesía existe en el amor, en la amistad, en la vida cotidiana, en la naturaleza... Nuestro mundo imaginario es un mundo poético. Lo que me interesa en la poesía, o los poetas que más me interesan, son los que intentan crear siempre nuevas imágenes del mundo. Es decir, los que intentan ir más allá de lo que vemos. Y los demás poetas que intentan únicamente permanecer delante de este mundo, hablando de él, haciendo reproducciones de él, los que se quedan en la descripción, esos me interesan menos. Los que me interesan son quienes intentan crear una nueva imagen del mundo, es decir, quienes intentan cambiar el mundo y crear otro mundo más grande, más humano, etc. Y en ese sentido veo... creo que estoy del lado de Rimbaud, más bien.
¿Hay algun poeta español que le interesa en ese sentido?
Me interesa la poesía española porque me parece la poesía más importante de Europa y de todo el mundo, así de claro. Pero conozco... debo decir dos cosas: debemos conocer la poesía en su lengua materna, y por desgracia no conozco la lengua española. Conozco esa poesía a través de la traducción francesa, y creo que la poesía pierde mucho con la traducción. Dicho esto, creo que la poesía española que he conocido en su traduccción francesa es una poesía muy grande. Podría mencionar por ejemplo a Lorca, nombrar a... Jorgue Guillén, no sé si pronuncio bien los nombres... también a otros... No me gustan los grandes clásicos.. ¿Sabe? Por desgracia, por desgracia siempre me olvido de los nombres, pero quien me gusta de verdad es Lorca. Lorca es mi preferido de todos los poetas que he leído traducidos. Y me disculpo de verdad porque no conozco la poesía española moderna. Sí conozco poetas, pero no su poesía, por desgracia.
En España, parece que los lectores españoles tienen miedo de la poesía y los jovenes no creen estar preparados para leerla. Se da por hecho que la poesía es muy difícil de comprender. ¿Qué razones podemos buscar para explicarlo?
En este mundo no hay nada fácil. El amor mismo no es fácil, la amistad no es fácil... ¿Por qué buscar la facilidad? Al contrario, las cosas esenciales hay que trabajarlas, tienen que costar para conseguir entenderlas. No podemos comprender una flor, una rosa delante de nosotros no es facil de comprender, aunque la tengamos delante. Es decir, todo lo que es esencial en el mundo es difícil, no fácil. Lo que es fácil es la política, las transacciones, el comercio... eso es fácil. Incluso Dios cuando habla a la gente en sus libros sagrados, considerados fáciles, tampoco es fácil. Así que lo esencial en la poesía, según yo la entiendo, es que el poeta intente hacer fluir del lector otro creador. Así que, para mí, los lectores deben ser también creadores. Son ellos quienes crean los poemas. No son simples consumidores. No. El lector también es un creador, así que es muy bueno que las cosas sean difíciles.
Nos gustaría que nos describiera el lugar en el que usted escribe. Si tiene luz, ventanas... si en su mesa tiene ordenador, si escribe a mano, si escucha música mientras escribe... qué tipo de necesidades o qué rituales sigue.
Lo primero es que no tengo un hábito de escribir. Y en segundo lugar, nunca he escrito un poema sentado en una mesa. Jamás. He escrito soñando, caminando, viajando, y después me he sentado y he dado la última forma a lo que he escrito, ya detrás de una mesa. Pero me voy a mi casa a escribir, y siempre escucho música clásica, fumo de vez en cuando y... leo. Nunca escribo poesía en una mesa, jamás, jamás. Pero después de escribir el poema, como he dicho, la última estructura, la última forma, sí que se la doy detrás de una mesa. Y me encanta la luz, me encanta. No me gusta estar a oscuras cuando escribo ni cuando leo, e intento transformar todo en mi oficina en algo natural, nada organizado... no. Todo es natural en mi oficina. Periódicos y libros por el suelo, un cierto desorden... No es buscado, sino que es así, natural.
¿Qué relación tiene usted con los libros como objeto? ¿Es usted coleccionista o fetichista con los libros?
Bueno, me he olvidado de decir que no utilizo el ordenador. No utilizo el e-mail, ni internet, jamás. Lo he intentado, pero me he dado cuenta de hay que invertir mucho tiempo del que no dispongo, así que lo he dejado y ahora escribo siempre a mano. En cuanto a los libros... hablando de los libros, me encanta leer libros, pero no leer en una pantalla, eso nunca. Un libro es una encarnación de un imaginario. Un libro es un objeto que evoca no sólo la vida cotidiana o el aspecto técnico, sino que evoca o encarna lo que ha imaginado el escritor, así que es una simbiosis, un lugar de encuentro entre la naturaleza, el ser humano y la imaginación, así que debe ser algo muy bonito. Un libro que no sea bonito... me parece que es una especie de desprecio a la poesía, al mundo, a la vida... Así que un libro debe ser un objeto precioso. Si no, nunca hay que tocarlo.
¿Cree que la poesía tiene fronteras, y en ese caso, que es posible traspasarlas?
En nuestro mundo moderno hay que dejar atrás la concepción clásica de la poesía. La poesía por definición es aquella que no tiene fronteras, así que todo el mundo está abierto a la poesía, incluso la ciencia, la técinca.... Todo: la geografía, la historia, la filosofía, la física... El mundo está también más allá, y esa es la relación extraordinaria que mantiene la vida moderna. La vida moderna, la modernidad, ha abierto todas las fronteras a la poesía, así que la poesía está más allá de todas las fronteras.
Después nos hicimos fotos, me dedicó su libro en árabe y en francés, y nos fuimos de cañas.

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